En un momento
mis ojos cerré.
Sin movere
mil años y uno más
pasaron,
desperté.
Cuanta agua
corrio,
cuanta arena
se formo.
Sin juzgar
el aire claro
me arruyó.
En los arboles,
nuestra piel
se seco.
Sin razón,
más bella
creció.
Y gritando
en sielncio
nos conto:
"En un suspiro
mil respiros
dio,
aquello que
no acaba
porque nunca empezó."
Escuchando la hojarasca
la nueva
estrella nació;
por otro instante
el sueño regreso,
y por mil años y uno más
nuestra vida continuo...
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